Queridos amigos, hay que abrir el corazón a la esperanza, pero la esperanza no puede ser gratuita. La esperanza no es una virtud teologal para sentarse a confiar en la misericordia infinita de Dios y no hacer nada de parte nuestra, la esperanza tiene que estar respaldada por una conducta, por una actitud, por una manera de ser. Hemos perdido mucho, hemos sufrido mucho, pero todo es recuperable…