Por: Santiago Castro
El Presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ya no sabe qué hacer. Ha irrespetado por completo el orden constitucional y ha consolidado una dictadura en Venezuela. Si algunos académicos en su momento hablaron de un “régimen híbrido”, donde confluían elementos de democracia liberal y vicios de autoritarismo, queda claro que hoy lo que hay es un régimen autocrático cuya legitimidad recae en la voluntad de Maduro y la minoría desprestigiada que aún lo sigue.
La oposción continúa con su difícil ejercicio en las calles, tratando de evitar las agresiones violentas de lo que aún queda de chavismo madurista en Venezuela, y recibe el entusiasmo de millones de venezolanos que sencillamente quieren poder salir a comprar lo esencial para subsistir y no lo encuentran en ninguna parte. Maduro tuvo que decretar la excpeción y emergencia económica el pasado viernes, en un esfuerzo desesperado por tratar de recuperar lo que aún queda del aparato productivo del país, que es poco o nada.
Llama la atención sin embargo, que recientes encuestas le dan a Maduro una favorabilidad del 25 %, envidiable si se compara con la imagen favorable y la confianza en el gobierno de Colombia, que ya tocó el mínimo histórico del 20%.
