Los acontecimientos de ayer en Bogotá merecen una nota editorial, no solamente por la gravedad y la profundidad que el tema tiene desde el punto de vista social, sino por lo que significa como síntoma, o como síndrome todavía más ampliamente se ha dicho, de que algo muy grave está pasando en Colombia. Aquí todo el mundo hace lo que le da la gana, y ayer a unas personas que ni se sabe quiénes son, ni qué es lo que buscan, ni qué es lo que pretenden, ni qué es lo que están pidiendo, le impidieron la vida normal a siete millones de habitantes de Bogotá y no pasa absolutamente nada…