Se eleva la tensión luego de que Turquía derribara un cazabombardero ruso cerca de la frontera con Siria tras haber violado su espacio aéreo el día de ayer. Las Fuerzas Armadas turcas han asegurado que el avión ruso fue avisado hasta 10 veces en cinco minutos de que se encontraba sobrevolando territorio de Turquía.
Las reacciones de los diferentes actores el día de ayer no se hicieron esperar. Vladimir Putin, por un lado calificó de «golpe a traición» el derribo del bombardero ruso y ha acusado a las autoridades turcas «de ser «cómplices del terrorismo».
Por otro lado la OTAN defendió la integridad territorial turca y su reacción pero hizo también un llamado a la calma y pidió a Moscú y a Ankara que apelaran a las vías diplomáticas.
Bajo esta misma línea también se expresó EE.UU. Obama expresó a Erdogan, presidente turco, su apoyo al derecho de su país a defender su soberanía. El presidente norte americano afirmó además que se deben encontrar las fórmulas para que este tipo de incidentes «no vuelvan a ocurrir».
Pero, ¿Por qué hay estas fuertes y hasta peligrosas diferencias cuando aparentemente a todos estos actores (EE.UU, Rusia, Turquía, la OTAN e incluso la Unión Europea), los une el mismo objetivo que es derrotar al Estado Islámico en Siria?
La respuesta es simple. Rusia está actuando unilateralmente. Esta “Flying Solo”, está volando solo como dirían coloquialmente en Estado Unidos. Rusia tiene intereses mucho más profundos en Siria y en Oriente Medio que sobrepasan la lucha contra el terrorismo y contra el Estado Islámico. Putin tiene la mira en Siria por ser un punto geoestratégico y si logra aumentar su influencia en este punto del mundo podrá convertirse en un actor aún más poderoso en Oriente junto con el apoyo de Irán.
