El papa Francisco arribó ayer a Nairobi, la capital de Kenia y fue recibido por el presidente Uhruru Kenyatta y el cardenal John Njue, entre otras autoridades civiles y religiosas locales. El Sumo Pontífice permanecerá hasta el viernes en este país e inicia de esta manera una gira apostólica que incluye también Uganda y la República Centroafricana y se extenderá hasta el lunes próximo.
Y esta visita es muy importante en términos simbólicos. Se inicia en un contexto regional donde la violencia y el terrorismo son alimentados por la pobreza y la desesperación, pero también por el adoctrinamiento extremista. Cabe recordar que el continente Africano es lastimosamente el escenario de acción de grupos extremistas como Al Qaeda del Magreb Islámico, Al-Shabab de Somalia y el grupo islamista radical Boko Haram.
Frente a este grave problema El Papa insistirá en que no se puede invocar el nombre de Dios para justificar asesinatos y masacres. En ese panorama, el peregrinaje del Papa es mucho más significativo, pues recorrerá las calles de las ciudades africanas con un papamóvil descubierto, sin chaleco antibalas y sin rendirse al miedo. Incluso el Sumo Pontífice ha expresado con mucha gracia a los medios locales, que a lo único que hay que temerle en el continente africano es a los mosquitos.
“La experiencia demuestra que la violencia, los conflictos y el terrorismo que se alimentan del miedo, la desconfianza y la desesperación nacen de la pobreza y la frustración”, afirmó el Pontífice durante su primer discurso en Kenya y le dijo a los líderes regionales que se preocuparan verdaderamente por las necesidades de los pobres, las aspiraciones de los jóvenes y una justa distribución de los recursos naturales y humanos.
Desde su llegada al solio pontificio, hace casi 1.000 días, el Papa ha predicado la paz, la justicia, y la reconciliación en América, Europa y Asia. En estos tres grandes continentes su mensaje ha sido una voz de esperanza para los más necesitados. Pero le faltaba África y, desde hoy, aprobará, seguramente con creces, esa asignatura pendiente.