La condena así sea en primera instancia de un magistrado de la Corte Constitucional por actos indebidos, además bajísimos, de la más baja estofa, cobrando dinero por hacer selección de tutela para revisión en la Corte Constitucional, esta vez del magistrado Pretelt, nos lleva a profundas reflexiones. El Poder Judicial tiene que ser el poder del consuelo, el poder de la reivindicación moral, el poder de la transparencia, el poder de la imparcialidad y de la justicia, eso es el Poder Judicial en una sociedad que pretende ser civilizada libre e independiente. Si el Poder Judicial es corrupto, líbranos Dios de todo lo demás…