Una escalada de ataques -con más de 200 civiles muertos en Alepo en una semana- socava el cese de hostilidades en vigor desde hace dos meses. Según la ONU hay un muerto sirio cada 25 minutos en esta zona que cada vez se parece al infierno.
Un conjunto de Bombardeos aéreos causaron este jueves al menos 50 muertos en el hospital Al Quds de Alepo, respaldado por Médicos sin Fronteras (MSF), y perdieron la vida tres niños y tres doctores, entre ellos el último pediatra que quedaba en la zona rebelde de la ciudad. La mitad de las víctimas perecieron al desplomarse un edificio colindante, según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos.
Y ya se sabe que el bombardeo fue ejecutado por fuerzas gubernamentales con la colaboración de la aviación rusa. Más allá de la indignación que genera el hecho en la comunidad internacional, el ataque a objetivos rebeldes dedicados a la asistencia sanitaria se ha convertido, según Amnistía Internacional, en una estrategia recurrente del régimen de Bachar al Asad. Las tropas sirias y rusas han bombardeado deliberadamente objetivos médicos a lo largo de su ofensiva contra los rebeldes, en una violación flagrante del derecho humanitario internacional. Pero lo que es verdaderamente importante es que la ‘limpieza’ de hospitales parece ser parte de una operación estratégica militar.