Saber decir NO
Por: Iván Duque – Senador del Centro Democrático
¿Por qué es válido decir que NO? Porque están sometiendo al país a que tenga que decir todo o nada.
Una de las mejores cualidades que puede desarrollar el ser humano es aprender a decir NO, mucho más cuando existen todo tipo de presiones colectivas. En este proceso debe sobresalir la defensa de las convicciones, de los principios y de aquello que, en muchas ocasiones, consiste en ir contra la corriente porque nos lo dicta la conciencia.
Decir NO al Plebiscito del Gobierno Santos no es invocar la guerra, sino reclamar que se adelanten correctivos sustanciales a una negociación en la cual el gobierno colombiano ha sido débil y sencillamente permisivo en la defensa de las instituciones y el Estado de Derecho.
Está claro que el proceso electoral por el Plebiscito está lleno de trampas. Bajaron el umbral para que coincidiera con los votos obtenidos por algunos de los partidos que lo promueven en las elecciones parlamentarias del 2014, objetaron las mayorías gubernamentales que el financiamiento de las campañas fuera 100 por ciento público, objetaron que se prohibiera la publicidad estatal durante la campaña, excluyeron el voto en blanco y permitirán que los funcionarios públicos hagan campaña. Claramente, todas estas artimañas hacen que la jornada electoral sea dominada por la mermelada, la propaganda, el temor al gobierno y la captura de los medios.
Para muchos, la configuración de un Plebiscito sin garantías legitima es la abstención.
Tienen razón. Pero la verdad es que la defensa de los principios no puede ser claudicante y requiere pedagogía, perseverancia, compromiso y claridad en las ideas.
Tratarán de decir que el NO es la guerra y de satanizar a los ciudadanos que reclaman Paz Sí, pero NO así.
¿Por qué es válido decir que NO? Porque están sometiendo al país a que tenga que decir todo o nada, donde el todo está plagado de conquistas de la criminalidad y el debilitamiento de las instituciones. En ese contexto, el NO significa:
NO a que los máximos responsables de delitos de lesa humanidad, eludan una pena carcelaria por sus crímenes.
NO a que los autores de crímenes de lesa humanidad sean elegibles políticamente, en contravía de lo que hoy prohíbe la Constitución.
NO a que no existan exigencias claras para que los recursos ilícitos de las Farc sean entregados a la reparación de las víctimas.
NO a que delitos como el asesinato de soldados, el narcotráfico y la extorsión sean considerados conexos al delito político.
NO a que rompamos el equilibrio de poderes con un Congreso que solo aprueba y modifica solo lo que el Gobierno permita.
NO a facultades habilitantes para que el Presidente dicte Decretos con Fuerza de Ley sin precisar su alcance.
NO a que las Farc designen miembros de la Comisión de la Verdad e incidan indirectamente en la selección de los Jueces de la Justicia Especial para la paz.
NO a que los miembros de la Fuerza Pública, que defienden nuestra Constitución, sean homologados con los terroristas ante la Justicia Especial para la paz.
Saber decir que NO a estos elementos contenidos en los acuerdos de La Habana es rechazar la impunidad, el terrorismo y la presión ilegal de las armas a la sociedad.
Sencillamente saber decir NO, es decirles a las Farc que ser pillo no paga.
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