Por fortuna fue el último discurso
El único mérito que hay por destacar del discurso del presidente Santos el 20 de julio ante el Congreso, es que será el último de los que tengamos que oír; ese es el mérito que tuvo. Los discursos de Santos empiezan por un pequeño fraude, el tal teleprompter no es otra cosa que la manera de maquillar una realidad y es que el presidente no está improvisando sino que está leyendo, entonces ya no se lee en unas pantallas, dispuestas a izquierda y derecha para que el presidente haga el simulacro, la simulación de que habla de manera improvisada cuando está leyendo, pequeño tema; pero es que de los pequeños fraudes surgen los fraudes más grandes…
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