PETRO, LAS FARC Y LOS RICOS
Por: Fernando Londoño Hoyos
Ya está patente la alianza de las FARC con Petro y con Juanpa para tomarse el país y para llevarlo por los caminos de la demagogia a los antros del Socialismo del Siglo XXI. Lo que nos queda por ver, es cómo se irán conformando y enroscando alrededor de esa alianza ciertos grupos políticos y de interés.
La izquierda verá llegada la ocasión para dar el zarpazo a la toma del poder, misión imposible por el simple camino de los votos. Ya mostró su voluntad cuando en las últimas elecciones votó por Juanpa, sacando la muy idiota excusa de que solo lo acompañaba en su proceso de paz, pero que le haría oposición en todo lo demás. La ultraizquierda, pues, no tendrá inconveniente en acordar la candidatura de Petro. En últimas podrá decir que lo hace por su amor a la paz.
La Mesa de Unidad Nacional estará atenta a lo que le ofrezcan. Unos buenos potes de mermelada bastarán para que Roy, Benedetti, lo que queda del Partido Conservador y Serpa empiecen a ver simpático, inteligente y renovador al actual Alcalde de Bogotá.
La Administración de Justicia no tiene problema. La Fiscalía seguirá con disciplina lo que le manden los jefes desde La Habana y Asonal Judicial se manifestará pletórica de gozo por el advenimiento de uno de los suyos al poder.
Un poco complicada será la cuestión con Vargas Lleras. Sus amores con Juanpa dependen de lo que Juanpa le ofrezca para llegar a la presidencia. La candidatura de Petro lo reventará de la ira, simplemente porque lo separa del poder para siempre. Vargas es iracundo, audaz, errático, lo que se quiera, pero no torpe. Lo que sorprende es que todavía no haya caído en cuenta de que está caído, porque la cosa es con Petro y no con él.
Queda el tema de los ricos. El capital no tiene corazón. Hitler se entendió bien con la plutocracia alemana y los grandes industriales franceses estuvieron firmes con el gobierno de Vichy, es decir, con Hitler. Por eso, entre ellos Renault, la pasaron muy mal con De Gaulle.
Los cacaos colombianos no eligieron a Samper. A Samper lo eligió la mafia. Pero sostuvieron a Samper cuando estaba caído. Y con los ricos se fueron los periodistas de “opinión” que cambiaron su opinión por unas emisoras F.M.
Ahora viene la cuestión de Petro. Petro no le hace asco al capital. Nunca protestó por la alianza del M19 con el sujeto más rico del país, que era un tal Pablo Escobar. Y sus amores con uno de los grupos más poderosos de Colombia es vieja y harto conocida. Esos pegan primero, pero no sería extraño que se las tuvieran que ver con los nuevos afectos que se le prometan a Petro desde las riveras del gran capital. Los unos tienen mucho camino andado por sus vecindades con Juanpa y los otros se sacrificarán por su amor a una Colombia nueva y sobre todo a la paz.
En suma, que el candidato de las FARC no encontrará resistencia en los sectores dominantes de la política al menudeo ni entre los grandes empresarios. Puede que las FARC no sean como Chávez. Tal vez. Con probar no se pierde nada.
Los que creen que las FARC tendrán muchas dificultades para hacerse con el poder, andan muy errados. Otra cosa es que una vez que tengan el poder, manden a sus aliados capitalistas al exilio, al paredón o a la cárcel. La lucha contra la burguesía no respeta nada. Ni siquiera a los ricos que resuelven ser simpatizantes con los marxistas, por si cambian.
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