Gustavo Petro acaba de amenazar con revivir un episodio parecido al que tuvo lugar con el pretexto de las elecciones del 19 de abril de 1970, es decir la creación de una guerrilla de una nueva revolución, porque él se siente el profeta del mundo nuevo, de la revolución que hay que hacer en contra de las oligarquías y en contra del derecho cuando al él lo toca, porque a él le parece magnifica la constitución del 91, menos cuando se la aplican. Pero el país ha tenido la obligación de olvidar, no en el sentido posológico del término, sino en el sentido afectivo del término. Hay cosas que uno nunca olvida y que nunca debe olvidar. La historia no se puede olvidar para no repetirla…