Obispos bogotanos le solicitaron al Gobierno Nacional y al Distrito la apertura de los templos en la capital de la República a partir del 1 de septiembre, comprometiéndose a cumplir estrictamente las exigencias estipuladas.
Las autoridades eclesiásticas argumentan que la celebración comunitaria de la fe es importante para la salud física, psíquica y espiritual de los fieles bogotanos y que no representa más riesgo que otras actividades que ya han sido aprobadas.
Los obispos manifiestan que las iglesias son construcciones grandes, confortables y aireadas, y que cuentan con un número importante de voluntarios que pueden colaborar con la implementación de los protocolos de bioseguridad.