Acaba de fallecer en Medellín, Manuel Ramiro Velásquez, uno de los políticos más pulcros, más verticales, más decentes y admirables que tuvo la política colombiana en mucho tiempo, un hombre discreto, un hombre serio, de buen consejo, vertical, no lo movieron ni los vientos de las más bajas pasiones, ni podía adquirirse su conciencia por un puñado de dólares…