Queridos amigos:
Mañana se cumplen 100 días desde que me presenté voluntariamente a cumplir la injusta condena por un delito que no cometí y que ni siquiera existió. A pesar de que “libre es quien tiene la conciencia limpia”, y yo la tengo, ha sido muy difícil estar separado de mi esposa, de mis tres hijos, de mis padres, de toda mi familia y de mis amigos, y seguro será todavía más duro en esta época navideña. Sin embargo e increíblemente, no soy yo, privado de la libertad y alejado de quienes amo, quien más ha sufrido; han sido mi esposa, mis hijos y mis padres los principales afectados.
Montse, el amor de mi vida, maravillosa mujer que Dios puso en mi camino, ha lidiado con entereza y estoicismo la responsabilidad de ser papá y mamá en la casa. También ha sido el motor de la divulgación ante los medios, aprendiendo algo que no le gustaba y haciéndolo de manera maravillosa.
Montsita, Pedro María y Manuela, mi más preciado tesoro, han sido unos titanes frente a tan dura situación; madurados a totazos, con la frente en alto han afrontado la injusticia de la vida, sin odios, sin que se afecte su fe en Dios y sin dejar resquebrajar los valores inculcados y demostrados con el ejemplo de honestidad, respeto por las instituciones, creencia en el trabajo duro, amor por su país y muy especialmente por su familia y amigos.
Gracias a mi mamá y a mi papá, en todos y cada uno de los instantes a mi lado, quienes en este momento de su camino, en que debían estar gozando de sus nietos en paz y con tranquilidad, después de toda una vida ejemplar de amor, trabajo, sacrificio y demostración de todos los valores familiares con los que nos formaron, les ha tocado tener sus lágrimas como una frecuente compañía.
Para un católico creyente como yo, siempre están vivas la esperanza y la confianza en que todo tiene un designio divino y una razón poderosa, así uno no la entienda. Eso lo vuelve a uno un optimista incorregible y lo enseña a ver las bendiciones de toda situación. Por eso debo agradecer a Dios por haber sabido en vida lo que los amigos lo quieren a uno. Ese privilegio, reservado para las viudas y los huérfanos que en la misa de entierro se enteran del cariño de la gente por su papá y esposo, a mí me tocó tenerlo en vida. Y aquí debo recordar aquel bello poema de Santa Teresa de Jesús “La eficacia de la paciencia” que dice:
“Quien a Dios tiene
vénganle desamparos,
cruces y desgracias;
siendo Dios su tesoro
nada le falta”
El apoyo y solidaridad que hemos recibido, específicamente con las firmas en “Change.org” ha sido deslumbrante. Agradezco muy especialmente a cada uno de los que se han tomado el tiempo de hacerlo, pués estoy seguro influirán positivamente en las altas cortes responsables de impartir justicia o como en este caso, de corregir injusticia. Espero ser capaz de responder a este inmenso compromiso de tener alrededor de 25.000 personas apoyándome. Desde el fondo de mi alma, muchas gracias!!
Esta es la recta final y nuestra última oportunidad. Cada firma nueva ayudará a que no se repita esta injusticia con la familia de algún otro servidor público honesto.
Tenemos que ser capaces de enderezar esto. Flaco favor le hace la administración de justicia a la administración pública, penalizando una situación exclusivamente técnica. El director de una entidad no puede ir a la cárcel por decisiones técnicas en las que no participó y sobretodo sin que haya habido ningún provecho ilícito para sí mismo o para otro.
Desde donde estoy, les envío un abrazo agradecido. La templanza y tranquilidad que necesitamos en mi familia para afrontar esto, provienen de su apoyo y solidaridad.
Muchas Gracias!!!