Hoy tenemos suficientes motivos para que el alma se nos arrugue. Empezamos por el que parecería más trivial, el asesinato del policía en Necoclí, cuando iba con su esposa por las calles de ese pueblo y fue atacado por la espalda, eso le parte el corazón a cualquiera, eso fuera motivo suficiente para que el país se levantara, y para que el Ministro de Defensa con un gesto de vergüenza elemental renunciara. Es que no se puede pregonar la paz y no se puede asistir a estas tragedias…