Tenemos que decir con toda claridad, queridos amigos, porque aquí no valen evasiones, ni valen disculpas, ni se pueden admitir verdades a medias. Aquí hay que decir la verdad y la verdad es que lo más duro no ha llegado, mucho menos estamos empezando a pasarlo. Lo peor está lejos todavía de nosotros, lejos en el tiempo que discurre con la celeridad con que discurre esta tragedia del coronavirus. Lejos ahora o lejos días, pero lejos. Lejos, porque no tenemos todavía la fila de cadáveres envueltos en unas telas especiales de caucho mientras se los lleva a morgue improvisadas. No, no tenemos eso. Todavía no hay aglomeraciones en las puertas de los hospitales esperando una cama y mucho más esperando un ventilador electromecánico para que la gente pueda sobrevivir. No, no hemos llegado, pero todo indica que vamos a llegar. Sería prácticamente un milagro que Colombia no tuviera una situación parecida a la de los países vecinos, incluyendo en ese vecindario a la nación más poderosa de la tierra, a los Estados Unidos…
Lo más duro no ha llegado todavía
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