La Justicia, clamor nacional
Por Thania Vega de Plazas.
El día 20 de julio de 2018, cuando terminó el cuatrienio al que pertenecí orgullosa como senadora del partido Centro Democrático, tomé la decisión de iniciar una vida nueva después de diez años, en que la mía y la de mi familia habían permanecido montadas en una ola de angustia, dolor e incertidumbre, por la injusta situación que tuvimos que vivir al ser acusado Plazas Vega, mi esposo, por delitos que jamás cometió.
Esa situación duró ocho años y medio hasta cuando finalmente fue absuelto y dejado en libertad. Él viajó a los Estados Unidos para estar cerca de sus hijos y nietos, mientras yo decidí permanecer en Colombia cumpliendo mi compromiso con el congreso de la República.
Las cosas de la vida: en el lugar donde estamos ahora instalados, vive también la familia de Andrés Felipe Arias, Catalina y sus dos pequeños hijos, Eloísa y Juan Pedro. ¡Me he encontrado con el espejo de la injusticia!
Ver a una mujer que podría ser mi hija, en la misma situación que yo tuve que vivir, es algo que me remueve las entrañas. Andrés Felipe es otra víctima de persecución política y está privado de la libertad en una cárcel americana por solicitud de un gobernante perverso que siempre vio en este joven brillante un contendor para su aspiración presidencial. Por eso tramó una historia mentirosa con la cual acabó con su carrera política. No satisfecho con eso, ya estando en el poder, solicitó su extradición cuando ya Andrés Felipe y su familia habían viajado a Estados Unidos a gestionar asilo por considerarse víctimas de persecución política.
La injusticia es muy dolorosa y soy una convencida de que es el mayor problema de nuestro país, son muchas las familias victimas de ella.
Duele el corazón ver a un par de niños privados de la presencia de su padre en una edad en que tanto lo necesitan de ejemplo. Cómo explicarles el vacío de su padre y cómo lograr que entiendan por qué solo pueden ir cada miércoles a visitarlo por una hora, en un sitio inhóspito, donde ellos se dan cuenta que está encerrado, privado de libertad y acusado por un delito que no cometió. Cómo lograr que estas criaturas inocentes logren entender esa cruel realidad de la injusticia y puedan crecer y desarrollarse con una mente sana y sin traumas, que es lo que deseamos todos los padres para nuestros hijos.
Duele ver a Catalina trabajando, tratando de ser padre y madre, y buscando que sus hijos sean felices en medio de la lucha por la inocencia de un hombre honesto, lleno de patriotismo, que quería trabajar por Colombia y que lo consiguió mientras estuvo en el Ministerio de Agricultura, siempre pensando en función país.
Duele ver a sus padres y a sus suegros sufrir por sus hijos y nietos, porque nadie más que ellos saben que Andrés Felipe ha sido un hombre recto, creyente, buen ser humano y buen colombiano.
Duele ver como se le trata como al peor de los delincuentes, mientras los verdaderos delincuentes, terroristas, secuestradores, violadores y narcotraficantes se pasean por los corredores del Congreso de la República como grandes personajes, legislando y burlándose del pueblo colombiano, incumpliendo todo lo se dice que se había acordado en la farsa del tal “proceso de paz”.
Por eso he decidido escribir estas líneas. Las escribo como mujer, ciudadana colombiana, madre, esposa y abuela, como muchas qué hay en nuestro país y que seguramente me están leyendo, para que no sigamos permitiendo tanta infamia, para que reaccionemos ante casos como el de Andrés Felipe Arias y su familia, para que exhortemos al gobierno a que exija justicia, de modo que podamos creer que realmente va a haber un cambio en Colombia.
Porque el silencio ante estos casos es también una injusticia, porque la justicia es hacer valer la verdad, porque en el caso de Andrés Felipe Arias la injusticia se torna en crueldad, porque necesitamos que sea la justicia la que rija nuestra sociedad, porque sin ella todo fracasa. Necesitamos que se haga justicia para todos.
La justicia es una necesidad que Colombia está clamando, la justicia requiere inteligencia y voluntad. El nuevo gobierno tiene la inteligencia y confiamos en que también tenga la voluntad. La justicia es la única que proporcionará paz a nuestro país. Necesitamos empezar a sentir que está llegando y soñar con que algún día la habrá para todos.
Quienes hemos vivido el dolor de la injusticia y hemos logrado superar terrible prueba, sabemos de la fortaleza moral que se requiere. Por eso todo nuestro apoyo a Andrés Felipe Arias y a su querida familia, como también a las muchas familias colombianas que están padeciendo.
¡Hay que derrotar la injusticia para poder vivir en paz!
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