El Estado Islámico anunció ayer a través de internet, la conquista de la ciudad Libia de Sirte y de una central eléctrica vecina.

Los yihadistas continúan ganando terreno en todas las direcciones. Hace tan sólo un par de semanas se hacían con el control del histórico y culturalmente riquísimo enclave de Palmira (Siria). 

El gobierno libio -reconocido por la comunidad internacional- ha pedido ayuda internacional para luchar contra el ISIS y advirtió que los yihadistas podrían tomar los campos petroleros cercanos a Sirte.

Sin embargo, este clamor por ayuda llega en un mal momento. Hace tan sólo dos días, durante la cumbre del G7, quedó en evidencia que las potencias mundiales no cuentan con una estrategia para combatir el Estado Islámico.

La situación de Libia, considerado por muchos ya un Estado fallido víctima del caos y la guerra civil, preocupa sobremanera a la comunidad internacional, en especial a los lideres de países de oriente medio. Tanta es la preocupación,  que los ministros de Defensa del Grupo 5+5, que reúne a países de la ribera europea y del norte de África, se reunieron en Túnez para abordar el problema y decidieron apoyar los “esfuerzos solidarios” que se produzcan para eliminar la “nebulosa terrorista”.

El Estado Islámico, que logró ingresar en Libia el año pasado aprovechando el caos en el país, controla desde febrero grandes zonas de la región de Sirte, entre ellas la ciudad de Nufliyeh, convertida en su feudo local.

Desde la caída de Khadafi, en 2011, Libia vive inmersa en el caos de los combates entre milicias y ell vacío de poder libio es aprovechado por el Estado Islámico, que recluta jóvenes y avanza por ciudades que carecen de una defensa efectiva.