La Hora de La Verdad

JUANPA NOS ARRUINÓ

Por: Fernando Londoño Hoyos

Muy ufano, el señor Ministro de Hacienda ha declarado que la economía colombiana creció más que las otras grandes de Latinoamérica. Nada más peligroso que los optimismos de ministro.

Lo primero que cabe preguntar, a propósito de ese arrebato de entusiasmo del doctor Cárdenas, es qué se hizo nuestra bonanza petrolera, y minero energética en general. Porque fue la mayor de toda nuestra Historia y no vemos de ella ni el rastro.

El presidente Uribe le dejó instalada a su sucesor una producción de un millón de barriles por día. El mérito de Juanpa, que habló de duplicar esa cifra, ha sido el de no dejarla caer. Estamos buenos. El país tiene una pobrísima reserva probada de petróleo, que apenas alcanza para seis años más. De modo que si no hacemos sísmica y exploramos febrilmente, a la vuelta de la esquina estaremos importando gasolina, diesel y todos los combustibles de ese linaje. Eso será la quiebra. La quiebra total.

Pues empecemos por mostrar, sin contradicción posible, que Santos se ha pasado cinco años sin agregar un barril a nuestras reservas, angustiosamente escasas. Eso solo bastaría para subirlo al cadalso de la Historia.

Pero ahí no terminan las desgracias. Porque ese millón de barriles se encareció fabulosamente por esas casualidades, saltos y piruetas que hacen los mercados.

Pues cada barril pasó a valer más de cien dólares por unidad. Nos quedamos en los cien, para simplificar la cuenta. De modo que la cuenta nos da cien millones de dólares por día, o treinta y seis mil millones de dólares por año. Las empresas extranjeras que trabajan en Colombia tienen una participación en el negocio y de generosos nos quedamos en que el Gobierno, directamente y por el camino de Ecopetrol, se embolsilló vienticinco mil millones de dólares por año o cien mil millones de dólares en los cuatro años, que a dos mil pesos por cada uno nos arroja la cifra descomunal de doscientos billones de pesos.

¿Dónde están mis doscientos billones, Juanpa.? ¿Dónde están?

En fanfarronadas, anuncios y promesas, los encontramos todos. En las mejores carreteras del Continente, colegios para jornada completa de  los niños pobres, hospitales decentes y eficientes para todos los colombianos, cárceles seguras y suficientes, techo para la gran mayoría, ahí aparece la escandalosa cifra. Lo que no aparecen son las carreteras, ni los colegios, ni los hospitales, ni las cárceles, ni las casas, ni nada.

En medio de este desasatre, nos topamos, de manos a boca, con la noticia de que estamos creciendo al 2.8% anual. ¡Una catástrofe! La cifra ya es de por sí pobrísima. Pero si la descomponemos se vuelve aquello, una catástrofe.

Porque la industria cae, porque cae la agricultura y caen o apenas andan en cero los servicios esenciales. Aquel frágil crecimiento se concentra, pues, en el comercio, los bancos y los “servicios comunitarios”. Estos últimos representan la burocracia. Mala espina nos da esa cifra tan buena. El comercio, con caída de la industria y de la agricultura, refleja que crecimos por las importaciones, incluido el contrabando. Y la banca es un buen resultado cuando viene de la mano del crecimiento del sector real de la economía. Así solito, es más que preocupante.

En suma, Juanpa botó la inmensa bonanza petrolera. Y nos tiene a las puertas de un desastre recesivo, sin un peso ahorrado. En suma, nos quebró.

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