El coronavirus ha puesto de presente mucha de nuestra condición moral y gran parte de nuestra actitud ante la vida y de nuestra vocación para el servicio a los demás. El coronavirus ha servido para resaltar lo mejor y para poner en evidencia lo peor. Todo eso ha quedado desnudo ante nuestros ojos, a veces atónitos, todavía tenemos capacidad para el asombro, pero que sea un motivo de reflexión y de análisis. El coronavirus que nos enseñe, que nos enseñe lo que debimos aprender tantas veces y que hemos abandonado sistemáticamente por abulia, por ineptitud, por incapacidad…