La política de Francois Hollande ha vuelto a sufrir otro revés en el terreno más sensible para los franceses: La lucha contra el terrorismo.

François Hollande abandona el proyecto de reforma constitucional que ha ocupado el debate parlamentario en los últimos cuatro meses. 

Durante 63 días, el país, la Asamblea Nacional, el Senado y especialmente los socialistas, se habían dividido frente a este polémico proyecto que entusiasmaba al primer ministro Manuel Valls. Había nacido como una idea de incorporarla en la Constitución, junto al estado de emergencia, en una reforma constitucional que fue anunciada poco después de los atentados terroristas de noviembre pasado en París, en el palacio de Versalles, personalmente por el jefe de Estado.

La propuesta buscaba entre otras cosas revocar la ciudadanía de terroristas condenados con doble nacionalidad y había provocado una acalorada discusión política en el país, con la ultraderecha aplaudiendo la iniciativa mientras que en la izquierda algunas voces expresaron su indignación por lo que calificaron de medida divisiva.

Los críticos con la iniciativa alegaban que crearía dos clases de ciudadanos — los que tienen dos nacionalidades, que podrían perderla, y los que son solo franceses, a quien no se les aplicaría esta norma —. Esto, según críticos, está en contra del principio de igualdad recogido en la constitución francesa coartar 

Este debate pone sobre la mesa una de las más clásicas tensiones políticas y del derecho: La tensión entre seguridad y libertad