Por: Fernando Londoño Hoyos
Recordaremos que timar es engañar, sacar provecho de otros con mentiras y artificios. Pues no ha habido ni podrá haber en la Historia un timo como el que ejecuta el gobierno de Santos a propósito de lo que él llama la paz.
Los colombianos desprecian y odian a Santos, que bien merecido se lo tiene, como lo muestran en cada encuesta que sale. Pues los van a poner a votar por Santos. El plebiscito es su consagración en los altares, su triunfo romano, su apoteosis. Los timados van a votar por el que consideran el peor gobierno de la Historia.
Más que a Santos, los colombianos odian a las FARC. Contra esa pandilla de matones, ladrones, narcotraficantes y asaltantes, Colombia ha hecho las más grandes y conmovedoras marchas que se recuerden. Más de diez millones de personas enfurecidas salieron a las calles a gritar “No mas FARC”. Y ahora van a votar por ellas. Para consagrarlas ante el mundo como rebeldes con causa; para perdonarles todos sus delitos, declarando que los cometieron solo por su legítimo impulso rebelde; para entregarles la tierra y el honor y el Ejército, y el Poder. ¿No se habrán dado cuenta de lo que van a hacer?
Colombia odió siempre el comunismo y nunca ha querido ser país comunista. Pues la timaron, y aprobando el plebiscito dirá que cambió de opinión para proclamar ahora que le fascina ser como Cuba, o Venezuela o Nicaragua.
Colombia detesta la corrupción y a cuantos la practican. Las encuestas son escalofriantes, como no podían ser distintas. La corrupción destruyó su presente y le cerró los caminos del porvenir. Pues vendados los ojos, timada, va a votar a favor de los corruptos, va a olvidar que se le robaron la bonanza petrolera y que está muy conforme con el endeudamiento que no podrá pagar jamás. Hasta allá llega la ceguera. O si se quiere, la dimensión y la eficacia de este timo.
Con justas razones, Colombia odia hasta la muerte el narcotráfico. Pablo Escobar, los Rodríguez Orejuela, Rodríguez Gacha, Perafán y compañeros tienen un lugar en el Panteón de sus desprecios. Pues la timaron y quiere votar por el peor cartel de la droga que hubo jamás. Y a favor de sus atrocidades. Y garantizando su negocio para el futuro. Y manteniendo impune su delito y sagradas sus fabulosas fortunas. Tal vez no sepa, y lo sabrá demasiado tarde, que su voto por el SI es voto por lo que más daño le ha hecho nunca.
Como país normal, de gente normal, Colombia no gusta de pagar impuestos. Mucho menos cuando le consta que se roban los que paga y lo convierten en las impúdicas fortunas de los que aprovechan. Pues cómo será el timo, que quiere votar por aumento en las tasas del IVA y en lo impuestos a la clase media y baja, que son la mayoría de este país. Al día siguiente del plebiscito, le meterán al Congreso la Reforma Tributaria mas indecente que se conoció jamás, y que le quitará el pan de la mesa a los que irán con los ojos vendados a las urnas el 2 de octubre. Y no podrán quejarse. ¿No querían posconflicto? Pues a pagarlo. Porque no es gratis. Es pagando impuestos y pagando más caro lo que le cueste vivir.