(…). Ninguna sociedad puede tener más veneración por otro oficio que el oficio de los médicos. Nada se tiene que respetar más que el médico. El médico lo abandona todo por servir a los demás. Asume todos los riesgos. Se hace partícipe de todos los dolores de sus pacientes. El médico sufre con ellos, los rescata del olvido y de la muerte, porque ahí está el médico. Es una verdadera perversión lo que ha ocurrido en ciertos sectores de la sociedad colombiana cuando en lugar de aplaudir, de amar, de respetar a los médicos y a sus auxiliares, los enfermeros y las enfermeras se han dedicado a perseguirlos de la manera más villana y más cruel. Eso es absolutamente inaceptable cuando se pervierten los valores de esa manera, en una sociedad esa sociedad está gravísimamente enferma. Por eso este es un llamamiento a todos para que entendamos la misión sagrada de los médicos, su vocación más que su profesión, que tiene que ser admirada, aplaudida, respetada por una sociedad que merezca su nombre. Por eso nos ha parecido un desatino absoluto de un médico, que además ejerce como Ministro de Salud, a hacer una acusación generalizada y tan errada en todos sus aspectos contra los médicos…