Desde el día en que Santiago Medina apareció con todas las pruebas escritas y firmadas de los pagos a los jefes de las campañas de Ernesto Samper Pizano en los distintos departamentos con dinero procedente del narcotráfico, creíamos agotada la posibilidad de que cosas semejantes volvieran a ocurrir. Nunca el descaro tendría una nueva oportunidad sobre la tierra, pues la tuvo, en la presidencia de la república se maneja por computador los datos de cómo se compra la conciencia de cada parlamentario, de cómo se le paga en auxilios, cómo se le dan contratos…
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