El presidente de Ucrania, queridos amigos, ha dejado una frase que quedará esculpida para siempre en el corazón de la humanidad. No le creo al mundo después de haber visto lo que he visto. Y tiene razón. No le creo al mundo. Ha pasado la Semana Santa para recordar cómo el mundo fue capaz de sacrificar y condenar a los peores suplicios al hombre más bueno que ha producido la creación. Porque era hombre y Dios. Lo que está pasando de los que sufren. Lo de Ucrania es para quitar la fe en el mundo. No se puede creer en un mundo donde pasen estas cosas. Y Putin es un heredero directo de Stalin. Habrá que recordar lo que fueron las purgas de los años 30. Lo que fue Stalin inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial. Esto es una manera de ser. Una manera de concebir el mundo, una manera de entenderlo. El mundo no se concibe sino como un mundo de esclavos a los que hay que dar látigo a todas horas. El látigo que le da Putin a sus hermanos de Ucrania.