Decíamos en nuestro último editorial, recordando las palabras del ex presidente Álvaro Uribe Vélez sobre el particular, que la cocaína es el combustible que alimenta todas las guerras. Y le dábamos una primera visión al tema mostrando que la cocaína es la quiebra de las instituciones. En un sitio donde hay coca, no hay instituciones porque o prevalece una, y en ese caso ya no hay coca, la coca la desarraiga, y eso puede suceder, sucede poco; o prevalece la coca y la coca no es compatible con el orden normal de las instituciones. Donde hay coca y donde la coca manda no hay jueces, no hay alcaldes, no hay personeros que estén cumpliendo su tarea sino funcionarios de los cocaleros. En esas zonas, mis queridos amigos, rige la ley que imponen los cocaleros que siempre están armados. No hay zona cocalera, ni puede haberla, donde no haya un ejército que respalde y que garantice la tarea de esos bandidos; no la hay, no puede haberla…