Crisis sistémica

Por Fernando Londoño Hoyos

Crisis sistémica es como definen los científicos la vieja complicación de males, como llamaban nuestros campesinos a la enfermedad que las comprende todas. Cuando alguien moría porque le dolía todo, se moría de complicación de males.  

Este Santos precipita una crisis ministerial total sin tener el cuidado de saber con quiénes reemplazar los que se van. Llevamos dos semanas con  Gobierno interino, otro record de nuestro sedicente Presidente. Pues para lo que hacen, diría alguno, lo mismo va en que estén interinos o en propiedad. Y puede tener razón.

Por los últimos escándalos tenemos bien sabido el lamentable estado de las vías en Colombia y el fracaso estruendoso de las que nominan como 4G. Parado el Túnel de la Línea y adjudicado a proponente único, sacamos en blanco que no hay modo de superar el atolladero que comunica este país de oriente a occidente. En ruina la Ruta del Sol II y sin noticia de la vía Girardot- Honda, se suma a la desgracia el que no hay tránsito adecuado de sur a norte. No empieza Mulaló-Loboguerrero, lo que garantiza que seguirá siendo hazaña de camiones y camioneros llegar a Buenaventura. Cúcuta Pamplona, que toma por mala trocha hora y media de camino, quedará algún día tan maravillosa que economizaremos en el trayecto tres horas.

La salud es un drama sin orillas. En breve pasarán a una asociación desconocida, con un contrato oculto, seis o siete millones de potenciales pacientes que dejaron en la calle Salucoop y Cafesalud. La quiebra de los hospitales se debe a la quiebra de las EPS y la de las EPS a la quiebra de todo el sistema. Pero no hay de qué preocuparse: con cinco o seis billones de pesos mejorarán las cosas.

La educación es una calamidad y la educación pública una crueldad. Los colegios oficiales ocupan los últimos puestos entre todos los del país. Es la manera más eficaz e inicua de ampliar la brecha entre pobres y ricos.

Estamos consumiendo las últimas gotas de petróleo descubierto, porque no hay explotación de crudo y no la hay porque no hay exploración y no hay exploración porque no se avanza en estudios de sísmica y faltan porque no hay inversión. Y no hay inversión porque el Gobierno se queda con más del 70% de las ganancias, y porque los oleoductos vuelan en pedazos o se los roban con perforaciones y válvulas que alimentan el procesamiento de la coca. Y porque las comunidades se lanzan contra los que intentan la hazaña de trabajar en Colombia. Y a las comunidades las empujan las FARC y a las FARC las protegen el Gobierno y la ONU y un tal Jaramillo.

Se acabó la minería legal, tecnificada, seria, porque la Corte de los Milagros – la Constitucional- encontró bello el deporte de las consultas populares que la prohíben para que todo quede en los  mineros ilegales. El 90% del oro que exporta Colombia sale de manos criminales. Y no nos inventamos la estadística.

Se nos vino encima Venezuela y la Cancillería no se entera. Ni Santos tampoco. Y eso se veía venir, como por años lo dijimos. Y nos va llegar Ecuador, en parejas circunstancias. ¿No lo sabían? ¿No lo sabe, adorable Canciller?

El mayor triunfo judicial de Colombia en su historia, el laudo arbitral de Gabinito Pinzón contra Claro Y Movistar, valdrá tanto como que nos quedemos sin telefonía celular y sin internet. Incomunicados, por un capricho o por un error gigantesco. Pero ¡qué triunfo!

La economía da grima. En la mitad del año, por lo que ya se sabe más lo que se sospecha, crecimos el 1%. Fácil la cifra, menos para la tercera parte de las familias colombianas que se acuestan con hambre y sin saber qué será del desayuno al día siguiente. Déficit fiscal galopante, industria en derrota, comercio en quiebra, campo amenazado por el robo de más de tres millones de hectáreas para las FARC, exportaciones fiadas al café y al petróleo, como hace sesenta años, enorme déficit en cuenta corriente, más de treinta billones de pesos en déficit pensional, consumidores desaparecidos, cartera bancaria en la antesala del caos, construcción en caída libre, ladrones en su mejor primavera, componen este cuadro como para Dante.

La gente no puede salir a la calle porque la atracan ni al campo porque la secuestran o le hacen extorsión, que es el secuestro por instalamentos, ni recorrer los centros comerciales porque estallan bombas sin que nunca se sepa quiénes las ponen ni por qué. El principal problema de todos los alcaldes del país son las ollas de la cocaína y la marihuana, que son de las FARC, que son del Gobierno y de la ONU.

En suma, padecemos complicación de males. Y de eso se muere la gente y se acaban los pueblos.

 

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