El día de ayer una facción de los talibanes conocido como Jamaat-ul-Ahrar perpetró  un atentado suicida en un parque de diversiones en Lahore, en Pakistan. 

Ya fuentes oficiales reportan 72 muertos, entre ellos 18 mujeres y 17 niños, mientras que la cifra de heridos asciende a 359, 20 de ellos en situación crítica. 

Los cristianos que celebraban la pascua eran el objetivo de este ataque que recuerda la intolerancia que amenaza contra las minorías religiosas en diferentes países. 

Aunque poco conocido, Jamaat-ul-Ahrar opera desde 2014 y ha realizado varios ataques letales en el país asiático de mayoría musulmana. La policía paquistaní ha expresado a medios internacionales que el atentado parecía haber sido realizado por un atacante suicida. Jamaat-ul-Ahrar se compone de facciones talibanes y al parecer tendría fuertes vínculos con Al Qaeda.

El atentado suicida es una puñalada en el corazón de la base política del primer ministro de Pakistán, Nawaz Sharif. 

Lahore, capital de Punjab — en el norte del país –, ha sido un lugar tradicionalmente pacífico pero los críticos del primer ministro le acusan de haber canjeado seguridad a cambio de una enorme permisividad con los milicianos para no perder votos.