Dada las circunstancias, queridos amigos, es preciso recordar una fecha que yo quisiera olvidar para siempre. Un 15 de mayo como hoy, siendo las 11:00 a.m., una bomba lapa fue puesta en el vehículo que me conducía, asesinados mis dos escoltas y me salvé por la gracia de Dios y por la intercesión de San Miguel Arcángel, mi patrono. La camioneta quedó destrozada, varias personas alrededor quedaron heridas, mis dos escoltas muertos, los otros escoltas quedaron con heridas de las que nadie nunca se ha ocupado y un conductor de la buseta quedó inhabilitado para siempre, de la buseta que estaba al lado de mi coche, y muchas personas más heridas. Ese fue el resultado visible. La obra era clara, impedir mi trabajo como periodista en La Hora de la Verdad, impedir que me opusiera a esa tragedia que ha sido el tratado de paz que por entonces se cocinaba en Cuba…