(…) Estamos en la civilización del espectáculo. La vida privada desaparece. Todo el mundo quiere hacer pública su vida. Si tiene este o aquel acontecimiento, lo quiere compartir con todos y lo manda por las redes. Y entonces lanza su fotografía al aire. Es la civilización del espectáculo y en muchas ocasiones se sustituye la vida profunda, la vida real, por el espectáculo, por la apariencia, por las luces, cámara, luces, acción. Bueno, eso antes estaba reservado al cine, ahora no. Ahora se produce en todas partes. Pero a lo que vamos no es a condenar esa civilización del espectáculo que es la nuestra, así no le guste a tantos. Nos gusta más la profundidad, la seriedad, la sobriedad, la majestad que debe existir en ciertos personajes y en ciertas formas de manifestación de la vida de sus personajes, porque eso le daba mucho más carga, mucho más sentido a la vida que lo que tiene ahora, que es una vida, la del espectáculo, evidentemente superficial y llamativa ¿Quién llama más la atención? Pero a lo que vamos es a decir señores, no nos dejemos guiar en este tema de la vacunación por el espectáculo…