En cada momento en que se conocen más detalles de la fuga rocambolesca de Aída Merlano de la cárcel donde supuestamente estaba, la cárcel del Buen Pastor, donde tenía celda propia con baño privado, donde tenía condiciones de subsistencia que no tienen ninguno de los otros presos de Colombia, señal de que muy alto caballero es Don dinero, pero viene el momento de su fuga y se produce en condiciones que han llamado la atención del mundo entero. Hemos repasado las noticias que llegan, por ejemplo por CNN, por ejemplo por BBC News, en todas resaltan este espectáculo que no se había dado en el mundo. Una prisionera que llega a una cita odontológica donde hay seis personas en la sala de odontología y nadie se da cuenta, nadie lo nota y no lo nota sobre todo la dragoneante que la está cuidando, y afuera debía haber otra esperándola; nunca se ha dicho esa otra dragoneante, la que conducía el carro que llegó y que debía conducir otra vez a la cárcel a la señora, ¿esa qué se hizo?, ¿esa dónde estaba? Esa no vio la cuerda, esa no vio la motocicleta, esa no vio nada de lo que estaba ocurriendo. Había una sola dragoneante que esperaba en la sala dedicada a que la gente aguarde con paciencia el turno para un tratamiento odontológico médico, esto no puede ser, esto no puede ser porque sencillamente no es. Y entonces uno se pregunta qué es lo que es, qué es lo que hay ahí, pues lo que hay ahí es que Aida Merlano no se fue con su vestidito blanco, y tal vez con una cartera que llevaba en la mano, sino que se llevó muchas cosas, se llevó muchos secretos sobre lo qué es la política en la Costa Atlántica…