Cuántas veces lo dijimos queridos amigos, cuántas veces dijimos que había que volver trizas ese maldito acuerdo con las FARC que era todo una farsa, era un montaje inicuo para distraer la opinión, para permitirle a Juan Manuel Santos que se robara un premio Nobel, pero que a costa del Premio Nobel le entregara el país a los violentos, a los narcotraficantes, a los asesinos, a los reclutadores de menores. Para allá íbamos, lo dijimos una y otra vez cuando vino a esta nueva impostura o este nuevo capítulo de las de la farsa, y la ONU mandó una delegación de mamertos internacionales, de burócratas mamertos internacionales, a verificar el desarrollo de la paz y a mirar cómo se entregaban unas armas que nadie nunca vio nadie, nadie; eso quedó en absoluto secreto porque eran fierros viejos lo que se estaba entregando (…). Señores, qué farsa la que nos montaron, qué farsa. Ese tinglado es el que se ha caído, el tinglado de la antigua farsa. Márquez está en lo suyo con armas en la mano, con Santrich al lado, con el paisa, con Romaña, con el Pacho Chino, con el Ramírez, con todos estos bandidos…