Por: Roberto Mora

Amanecerá y veremos, decíamos con esperanza hace unas semanas en La Hora de la Verdad cuando comentamos sobre la posibilidad de que el Secretario General de la OEA Luis Almagro decidiera aplicar a Venezuela el artículo 20 de la Carta Democrática, como se lo pidió en Washington la oposición. Y la semana pasada anunciamos que el diario El Nuevo Herald lo daba por hecho. Recordemos que la Carta Democratica es un resolucion de la Asamblea General adoptada por la Asamblea General en septiembre de 2001.

Pues para regocijo de los demócratas del continente, en una decision sin precedentes,  el Secretario General ha convocado al Consejo Permanente de los Estados miembros, a una reunión urgente por celebrarse entre el 10 y el 20 de junio, para, en términos de la Carta Democrática “Realizar una apreciación colectiva de la situación y adoptar las medidas que estime convenientes”. El Secretario no se limitó a transmitir las preocupaciones de la oposición, sino que en un documento de 132 páginas presentó sus conclusiones sobre las razones por las cuales habría una alteración grave del orden constitucional que afecta el orden democrático en Venezuela, precisamente la situación que justifica la aplicación de la carta democrática.

El documento explica y respalda con hechos, cifras, decisiones judiciales,  leyes y decretos las siguientes alteraciones del orden constitucional: la crisis humanitaria; la corrupción rampante; los presos políticos; la inexistente separación de los poderes públicos; el desconocimiento de la voluntad popular expresada en las elecciones de diciembre de 2015 y de los mecanismos de participación popular como el referendo revocatorio; y los ataques a la libertad de expresión.

Luego de analizar la situación e intentar sus buenos oficios, el Consejo Permanente puede referir el asunto, por mayoría simple, es decir 18 votos, a la Asamblea General, que a su vez puede intentar gestiones diplomáticas para remediar la situación. En caso de no lograrlo, la Asamblea podría suspender a Venezuela de la organización, pero para ello se necesitaría una mayoría de dos terceras partes, difícil de lograr teniendo en cuenta el respaldo de que goza el régimen de Maduro entre las naciones caribeñas angloparlantes y los países del ALBA (se calculan 14  votos) luego de repartir allí, por años, la inmensa riqueza del boom petrolero que debió beneficiar a los venezolanos.

 Aun así, Dr. Londoño, aplaudimos el valor del Secretario General y la aplicación de la Carta Democrática.