Prosperidad para todos
Por: Santiago Castro
Recientemente varios medios alertaron sobre la situación de las empresas más importantes del país, haciendo énfasis ya no solo en el tradicional ranking de las empresas con mayores ingresos, sino en aquellas con mayores pérdidas. Sin duda, el bajonazo en el sector minero y petrolero ha tenido un impacto muy relevante en el comportamiento de la economía, pero también la incertidumbre con relación a varios elementos clave como lo son la reforma tributaria, la política macroeconómica, los incentivos a la inversión extranjera y la estabilidad política en un escenario donde el gobierno anuncia reformas que en últimas o no se conocen, o no se hacen. La inflación es sin duda un problema que ha incrementado los gastos operacionales de las empresas y su volatilidad no ayuda a generar confianza.
La joya de la corona desde hace décadas es sin duda la estatal Ecopetrol que ha pasado de ser la empresa con mayores utilidades, a la que acumula mayores perdidas, sin que se vea una luz al final del tunel. En el sector petrolero en general las cosas no lucen bien. Las reservas se vienen reduciendo, al igual que la producción de crudo y lo peor es que, como lo ha denunciado Francisco Lloreda en varios medios y en estos micrófonos, la sísmica y la exploración están a niveles de hace décadas. Juan Carlos Echeverry por su parte ha casado peleas innecesarias que parecen dejar a la sombra los problemas reales del sector y los grandes retos que enfrenta.
Probablemente el mico de esta crisis económica que se vive, pero se evita anunciar, es la refinería de Cartagena cuyas pérdidas superan los 3 billones de pesos y aún hay muchos cabos sueltos por resolver.
En general las empresas del sector minero y petrolero no van bien. Drummond, Cerro Matoso, las empresas del entramado de Pacific, Hocol, CEMEX, entre otras han registrado pérdidas que causan gran preocupación, más aún cuando no se ve una salida clara o una postura decidida por parte del gobierno nacional al respecto. En general, según informe de las supersociedades, que ahora ya registra datos ceñidos a las normas internacionales de información financiera, las utilidades en los últimos dos años han caído de manera estrepitosa rondando el 70%.
Ya habíamos conversado con Guillermos Botero, Presidente de FENALCO, quien no se cansa de anunciar que las cosas están mal y podrían estar peor para los comerciantes.
Es sin duda un escenario muy difícil, donde el gobierno ha tenido que maquillar varios asuntos alegando una menor tasa de desocupación, que aquí se confunde con desempleo; un comportamiento relativamente estable de la economía si se tiene en cuenta un panorama regional que tampoco genera muchas ilusiones y una gran expectativa por lo que pueda pasar con la reforma tributaria y con la nueva Constitución Política que se está acordando con las FARC.
Terminaremos el año con una inflación que podría estar cercana a los dos dígitos para la canasta familiar y muy por encima de los peores pronósticos en general; un crecimiento económico por debajo de cualquier predicción pesimista y un empresariado apretado por una reforma que tiene que buscar recursos, que el gobierno sigue gastando a manos llenas. Los gremios callados por las múltiples presiones del gobierno, los grupos económicos sacando todo su arsenal para evitar la acción depredadora de la superintendencia y el ciudadano de a pie sin tiempo para pensar en reaccionar, pues debe pensar en como levantarse al día siguiente.
Esta es la Colombia de la prosperidad para todos.
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