Por: Roberto Mora

Lamentablemente, no cesan las malas noticias de Venezuela. Ayer se conoció que LATAM, la aerolínea más importante de Latinoamérica, fruto de la fusión entre la chilena LAN y la brasileña TAM decidió suspender de manera “temporal e indefinida” sus vuelos a Caracas. De manera inmediata se suspende la ruta a Sao Paulo, mientras que los vuelos a Santiago y Lima se suspenderán a finales de julio. El retiro del LATAM del mercado venezolano se suma a la decisión que en el mismo sentido tomaron antes Lufthansa, Air Canada, Alitalia y Tiara Air (Aruba). La panameña Copa y la colombiana Avianca siguen conectando Caracas con otros destinos latinoamericanos, pero con frecuencias y equipos reducidos. En el caso de Avianca, la frecuencia diaria se redujo  de  siete (7) vuelos directos  a solo dos (2).

Se citan dos causas principales para la desbandada de aerolíneas internacionales del mercado venezolano. La primera es, por supuesto, el control de cambios que impuso Chávez en 2003, que condicionó la repatriación de utilidades a obtener una licencia previa, proceso que estuvo siempre plagado de dificultades y trabas burocráticas, pero que colapsó en 2012 cuando el régimen comenzó a enfrentar problemas de liquidez. Se calcula que la deuda del gobierno venezolano con las aerolíneas internacionales asciende a 3.700 millones de dólares. En una nota del diario El Universal del  11 de abril,  el Vicepresidente Financiero de Avianca Gerardo Grajales, declaró que calcula en 236 millones de dólares la deuda de Venezuela con la aerolínea.

La segunda causa es la crisis económica, que ha reducido el ingreso de los venezolanos y el interés de los inversionistas internacionales. La IATA informaba en febrero pasado que la venta de boletos aéreos internacionales en ruta desde o hacia Venezuela se redujo 35% entre 2014 y 2015. El mismo reporte vaticinaba una contracción adicional de 50% en 2016.