River le ganó 3-1 a Boca en el Santiago Bernabéu y es campeón de la Copa Libertadores.

Goles: Lucas Pratto (68′) Juan Quintero (109′) Gonzalo Martinez (120’+2′)- Darío Benedetto (44′)

Wilmar Barrios (92′) Expulsado por doble amarilla.

River se impuso a partir de un mejor juego colectivo, que se hizo más fuerte en la segunda mitad, cuando debió, obligado por el resultado adverso, atacar con más intensidad para buscar el empate.

En la primera mitad, el xeneize fue superior, y se terminó imponiendo con un golazo de contraataque de Darío Benedetto cuando se terminaba la primera mitad.

En el segundo tiempo River salió a buscar, Boca se refugió demasiado en su campo y el empate parecía estar cerca de llegar. Hubo una jugada donde la gente de River pidió penal, ante una salida de Andrada que se llevó por delante a Pratto. El juez, el uruguayo Cunha, cobró falta en ataque.

Finalmente, el gol llegó. Y fue tras una buena combinación por derecha, con un centro perfecto para que Pratto marcara el 1 a 1.

Siguió mejor River, sobre todo con el ingreso de Quintero, ante un Boca al que el arco de Armani le empezó a quedar cada vez más lejos.

Finalmente vino el alargue. Y a partir de allí con la expulsión de Wilmar Barrios a los dos minutos de juego (pareció exagerada la doble amarilla) el millonario tuvo todo para ganarlo. Boca aguantaba como podía, y sufría cada vez más los desbordes del rival.

Así, llegó el golazo de Quintero y el 2 a 1 que ya parecía irremontable. Boca, con amor propio, salió a buscar el empate, y tuvo la suya en el cierre con un tiro de Jara que pegó en el palo. Tras esa jugada y luego de un tiro de esquina donde hasta Andrada fue a buscar, el Pity Martínez se fue solo hacia el arco xeneize y selló el 3 a 1 final.

A esa altura, el conjunto de la Ribera estaba con nueve hombres: Gago, quien reemplazó a Pérez, una vez más, salió lesionado. Y preocupa nuevamente su estado.
River volvió a festejar de manera merecida, nada menos que ante el clásico rival, y se quedó con la cuarta Copa Libertadores de su historia.

La expulsión de Wilmar Barrios

Durante los primeros 90 minutos del partido, Barrios tuvo una actuación correcta, especialmente en el primer tiempo, en el que el DT de Boca, Guillermo Barros Schelotto, decidió poblar la mitad del campo para evitar el juego de toque de River. En la segunda parte tuvo que trabajar mucho más, pues sus rivales tomaron la pelota, empataron el partido y comenzaron a dar puntadas para un segundo tanto.

En el minuto 87, el colombiano fue amonestado por una fuerte entrada a Gonzalo ‘Pity’ Martínez. Era apenas la segunda amarilla que recibía Barrios en la Copa: la primera fue en el primer partido que jugó Boca en la Copa, frente a Alianza Lima, el primero de marzo.

El árbitro uruguayo Andrés Cunha le mostró la segunda amarilla y así, los xeneizes se quedaron con diez jugadores. La jugada fue muy discutida. Con uno menos, Boca sufrió una avalancha y terminó perdiendo la final.

Con Boca nunca había sido expulsado. Le tocó por primera vez en el estadio Santiago Bernabéu, justo en un clásico contra River –y no cualquier clásico, el que definía la Libertadores, un torneo en el que había sido elegido, antes del partido definitivo, en el equipo ideal, por votación de la Conmebol.

Los otros colombianos

A pesar de la derrota, Sebastián Villa no tuvo un mal partido con Boca. Apareció finalmente como titular. El técnico lo mandó a jugar por la banda, para tratar de marcar diferencia con sus desbordes, y en el primer tiempo fue uno de los destacados de su equipo.

Luego fue perdiendo brillo, a medida que River comenzaba a tomar el control del juego. Al final, Villa fue el gran sacrificado tras la expulsión de Barrios: el DT lo sacó del campo para reforzar la marca en la mitad con la entrada de Leonardo Jara, cuatro minutos después de la tarjeta roja.

Edwin Cardona, que incluso llegó a estar en los planes de Barros Schelotto para ser titular en la final, ni siquiera fue incluido en el banco de suplentes para este partido y tuvo un eslabón más en una cadena de sucesos que lo han dejado por fuera de muchos momentos que pudieron ser importantes en su carrera.