El terrorismo islámico sigue atacando la cultura y la civilización. Por un lado, el viernes un yihadista radical, en un tren de Thalys que viajaba desde Amsterdam hacia París, subió a uno de los vagones con una mochila cargada de armas y con la intención de librar una masacre sin precedentes.

Afortunadamente 4 de los pasajeros del tren, lograron evitar heroicamente lo que hubiera sido una tragedia. Tres norteamericanos, Anthony Sadler, Alek Skarlatos, Spencer Stone y un Britanico,  Chris Norman, lograron reducir al terrorista. Sin embargo los hechos demuestran la vulnerabilidad de la sociedad y de los medios masivos de transporte ante este tipo de hechos.

Por otro lado se ha dado ha conocer que el Estado Islámico,  ha dinamitado el templo de Baal Shamin , ubicado en las ruinas de la ciudad siria de Palmira, que cayó en manos de los extremistas el pasado 20 de mayo. 

La destrucción del templo se conoce tan solo cinco días después de que los yihadistas ejecutaran al antiguo responsable de la Dirección General de Antigüedades y Museos en Palmira , Jaled al Asaad, por considerarlo el “director de los ídolos” de esta localidad.

El destacado arqueólogo de 80 años, que fue decapitado en público, fue también acusado de representar al régimen del presidente sirio Bashar al Asad en “congresos apóstatas”, en referencia a las conferencias internacionales sobre antigüedades.