Paramilitares chiíes toman control de operaciones iraquÍes contra el E.I
Bagdad ha iniciado este sábado la incierta reconquista de Ramadi, la capital de la provincia iraquí de Al Anbar capturada hace seis días por el autodenominado Estado Islámico. Las tropas, que en su mayoría esta compuesta por cientos de paramilitares chiíes desplegados la semana pasada tras la humillante derrota, han comenzado a desplazarse hacia el frente para librar batalla contra las huestes del califato.
Al Abadi, presidente Iraqui, se había negado hasta ahora autorizar la participación de los grupos paramilitares conocidos como Hashid Shaabi, literalmente Movilización Popular, por temor a agravar la brecha sectaria entre suníes y chiíes. Al Anbar, una provincia casi exclusivamente suní, es el feudo de esa comunidad que se ha siente marginada por la mayoría chií desde de que la intervención de EEUU derribó a Saddam Husein.
Los paramilitares entrenados y armados por Irán han demostrado ser en el campo de batalla más eficaces que el Ejército iraquí, criticado por su falta de capacidad para frenar a los yihadistas. Pero su creciente peso amenaza con profundizar aún más las divisiones. Sobre todo ahora que combate en una provincia habitada en un 90% por suníes. EE.UU. lleve meses instando a Bagdad a involucrar a las tribus suníes, una táctica a la que ya recurrió para combatir a Al Qaida. Bagdad ha logrado convencer a varios líderes tribales suníes, pero sigue sin salvar la desconfianza.
Esta decisión del Gobierno Iraquí ha puesto en evidencia la falta de capacidad del Gobierno Iraquí para derrotar el Estado Islámico y la falta de contundencia de la coalición militar liderada por EE.UU. Lo que está en riesgo es la probable toma de Bagdad.
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