Hace exactamente 16 años, al día siguiente del día hábil después del feriado del Primero de Mayo, iniciamos nuestra carrera por la vida. Empezamos esta aventura maravillosa en que se ha convertido La Hora de la Verdad (…).Estamos no sin riesgos, no sin peligros, no sin luchas amargas, pero con inmensas satisfacciones. Esas luchas amargas nos condujeron al pie de la muerte, sea el momento de recordar, traer a la memoria de ustedes, nuestros dos compañeros que murieron por estar con nosotros: Ricardo Rodríguez, Rosemberg Burbano ¡Descansen en paz! (…).Los que ahora nos acompañan, una gente muy joven, una nueva generación de la que me siento orgulloso de dirigir. Les doblo la edad, pero no les doblo ni los merecimientos, ni la limpieza de su conducta, ni la claridad de sus conceptos (…). Juramos desde el primer día que seríamos fieles y leales a los principios fundamentales de nuestra religión, y de nuestra tradición judeo-cristiana, que la hemos defendido por encima de cualquier consideración, y que a costa de cualquier riesgo defenderíamos el honor de la patria por la que hemos luchado, de la patria que amamos y en la que está todo lo que queremos y todo aquello por lo que nos queremos batir…